Bueno, ésto no es ningún secreto. Y recetas hay tantas casi como manos que hacen galletas. Porque cada país tiene unas características y gustos específicos.
Las que yo hago, no son muy duras. No me gusta comer una galleta y que tenga que hacer fuerza para morder. Me gusta más la textura "frágil", pero con las consistencia suficiente para soportar el peso de la glasa una vez se decora.
Tampoco me gusta hacer la galleta muy gruesa, porque sino es un mazacote. Ahora, para según qué ocasiones, luce más una galleta grande, por tanto, no la puedo hacer tan delgada como las que son de tamaño mediano. En fin, que es un prueba aquí y amasa allá día a día. Aún así, tanto la temperatura ambiente, la humedad relativa, la luna y el estado de ánimo..... afecta al resultado final. La paciencia es algo que nunca debe faltar. Nada de desesperarse. Nada de ir con prisas. Nada de hacer 7 cosas a la vez -- aunque yo soy la primera que lo hago -- jajajjaja -- pero nunca con galletas dentro del horno. Siempre siempre acaban quemándose a no ser que hayas puesto el reloj para que en 5 minutos se apague. Sí sí... 5 minutos. Si has de salir de la cocina, y acabas de poner las galletas en el horno, programa éste para que se apague en 5 minutos. Así no se quemarán.
Ahora pues, os diré que tras probar como 20 recetas distintas, al final la que más me gusta es una que no he leído en ningún sitio. Simplemente he ido variando unas y otras recetas. Y tras probar unos y otros, por unanimidad se quedan con ésta:
INGREDIENTES
226 gr. de mantequilla con sal a temperatura ambiente -- en su defecto, usar sin sal y poner 1/2 cucharadita de sal marina a batir junto con la mantequilla.
100 gr. azúcar blanquilla
100 gr. azúcar moreno de caña
1 cucharada sopera de extracto de vainilla
1/2 cucharadita de las de té de canela
2 yemas de huevo a temperatura ambiente
2 cucharadas soperas de nata líquida
1 cucharadita de las de té de levadura química
500 gr. de harina de repostería
PREPARACIÓN
Batir la mantequilla junto con la vainilla y los dos tipos de azúcar con las varillas a velocidad fuerte durante 5 minutos.
Mientras mezclar la nata con las yemas de huevo y batir ligeramente.
Cernir la harina con la levadura.
Bajar la velocidad al mínimo, añadir la canela y la mezcla de nata y yemas de huevo. Batir 1/2 minuto.
Incorporar a mano la harina. A mí me gusta tocar con las manos la textura. Pero no amaso mucho. Tan sólo incorporo la harina hasta que no queden restos secos de ella. Hago una bola, la envuelvo con film de cocina y la pongo a enfriar. Al menos una hora. Puede estar en la nevera hasta dos días. En el congelador, hasta 3 meses.
Cuando queramos hacer las galletas, pues sólo hay que sacar la masa, estirar con el rodillo del grosor que más os guste, y cortarla con la forma que queráis. Se ponen en una galleta donde hayáis puesto un papel de horno, así salen mejor una vez horneadas y no hace falta engrasar la bandeja.
Mi horno lo uso con aire caliente a 180º C. Y las saco cuando empiezan a dorarse los bordes. Esto no es más de 12 minutos. Las saco, las dejo dos minutos en la misma bandeja y luego las paso a la rejilla hasta que se enfrían. Cuando se enfrían, las guardo en recipientes herméticos porque donde vivo hay mucha humedad y perderían el crujiente tan exquisito que tienen.
En las fotos podéis ver los dos grosores que suelo hacer.
1 comentario:
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